
Las Habilidades Sociales son la clave para comprender el contexto en que nos desenvolvemos y adaptarnos a cada momento que vivimos. En la mayoría de las personas, se vuelven automáticas, y nos dan la capacidad de adaptarnos a nuestro contexto podemos entender qué podemos hacer y qué no. A nivel neuronal, nuestro cerebro procesa constantemente la información que le proporcionan los sentidos y la decodifica para emitir una respuesta.
A veces, las personas con autismo no entienden sus sentidos y el mundo de la misma manera que los demás. Por esto, se les puede dificultar el procesamiento de la información que les proporcionan sus sentidos para entender sus entornos y responder a los estímulos. Esto, naturalmente, también afecta la manera en que se desarrollan socialmente.
¿Alguna vez has pensado, o has escuchado a alguien decir que a las personas con autismo simplemente no les gusta socializar?
Es muy común pensar que las personas con este trastorno no quieren tener amigos, jugar, pertenecer a su comunidad, platicar, etc. Esto no es cierto.
Todos los seres humanos queremos socializar de una manera u otra porque somos animales sociales. Lo que pasa en el caso del autismo es que las barreras biológicas que tienen en el cerebro y en el cuerpo les impiden a veces demostrar sus emociones, impulsos, y pensamientos de la misma manera que los demás. Por esto, las acciones y gestos que típicamente se esperan de una persona que quiere socializar no siempre les vienen de manera natural a las personas con autismo.
¿Y qué pasa? Los neurotípicos decidimos que simplemente no les interesa.
Hay que pensar en el cerebro
Cuando hablamos de las habilidades sociales en personas con autismo, es importante tomar en cuenta que la mayoría de las personas aprenden estas habilidades a través de la observación. Las habilidades sociales son extremadamente complejas y están llenas de sutilezas, tanto que muchas personas neurotípicas se identifican como teniendo dificultades sociales.
Las personas con autismo tienen mucha mayor dificultad para observar e imitar las acciones de los demás. Naturalmente, no siempre saben cómo interpretar todas las sutilezas de la interacción social, y por lo tanto se les complica replicarlas.
Algunas sutilezas de la comunicación social:
- Incluye comportamientos verbales y no verbales
- Varía dependiendo de la edad, género, contexto, ambiente, y un sinfín de variables más
- Supone iniciaciones y respuestas afectivas apropiadas
- Es recíproca naturalmente, por lo que supone correspondencia
- Es dependiente de temas de conversación, historia personal, relación con el otro y muchos factores contextuales
- Supone un nivel de comprensión automática de los comportamientos, gestos, expresiones, manierismos y otras herramientas de comunicación de la otra persona
Para las personas con autismo, probablemente uno o todos los componentes de la lista anterior será más difícil de comprender que para los demás. Por eso, a veces pueden demostrar conductas que parecen decir “no quiero socializar”, por ejemplo:
- Querer estar solos
- No hacer contacto visual
- No hacer preguntas o responder a preguntas
- Pararse demasiado lejos o demasiado cerca de los demás
- Solo hablar de un tema que les interesa a ellos
- Irse en medio de una conversación
- Voltear a otro lado cuando le están hablando
- Interrumpir
¿Quién las puede enseñar?
¡Las habilidades sociales se pueden enseñar! Sí, la mayoría de las personas las aprenden observando a los demás pero…seamos honestos ¿quién no batalla de vez en cuando con la socialización? Si para las personas neurotípicas es difícil, se puede imaginar lo difícil que es para las personas con autismo.
Los papás, escuelas y terapeutas de los niños, adolescentes y adultos con autismo pueden trabajar estas habilidades activamente. Se pueden enseñar las habilidades sociales desde cómo saludar a alguien hasta cómo expresar un desacuerdo. Se puede trabajar de manera individual o grupal, pero siempre enfocándose en las necesidades especiales de cada persona.
¿Yo qué puedo hacer?
Las personas con autismo quieren, deben y merecen estar integradas dentro la sociedad. Merecen tener las mismas posibilidades que cualquier otra persona de hacer lo que quieran, desde tener un trabajo hasta salir a cenar con sus amigos.
Debemos de concientizarnos como sociedad a ser más flexibles y entender que todos tenemos cerebros diferentes y que la comunicación es nuestra herramienta principal. Cuando tomamos en cuenta que los demás tienen situaciones distintas a las nuestras, vidas distintas, experiencias distintas y, más importante, cerebros distintos, podemos empezar a enseñar y entender en vez de solo juzgar.
Cuando veas o conozcas a una persona que tiene autismo, o que tiene una diferencia neurológica, toma un momento antes de encasillarlos. Piensa en su cerebro, y cómo te sentirías si no pudieras interpretar todo lo que está pasando en tu mundo.
Si no te ven mucho a la cara, están haciendo ruidos extraños o inesperados, o no responden a tus preguntas, ponte en su lugar. En vez de juzgarlos, encasillarlos, e irte, trata de hablar con ellos y enseñarles lo que se espera en una interacción social.
So todos poco a poco empezamos a bajar nuestras barreras y aceptar a las personas diferentes como parte de nuestro mundo, pronto viviremos en una sociedad en que todo mundo se siente incluido.