
La adolescencia…los que la hemos vivido sabemos que no es fácil. ¿Quién no ha conocido (o sido) un adolescente que está enojado todo el día, un adolescente que no quiere hablar con nadie más que con sus amigas, o una adolescente que se rebela y deja de ir a la escuela o se pinta el pelo sin pedir permiso? Para los que ya pasamos la adolescencia, nos podemos dar cuenta de todas las cosas que aprendimos y que notamos durante ese tiempo, podemos ver bien cómo nos moldeó. Para los que no la han pasado, pues…suerte.
La adolescencia el momento en que más emocionales, incómodos, y confundidos estamos todos los humanos, y al mismo tiempo es un hito de desarrollo importantísimo. Es una fase de desarrollo biológica en que nuestras hormonas y los químicos en nuestro cuerpo están evolucionando de lo que necesita un niño a lo que va a necesitar nuestro cuerpo adulto por el resto de nuestra vida. Es el puente entre la niñez y la adultez. La adolescencia es un punto de la vida en que aprendemos a conocernos a nosotros mismos, a interpretar el mundo en el que vivimos de manera más profunda, y a volvernos independientes de los roles que teníamos como niños.
Si la adolescencia es difícil en personas neurotípicas, muchas veces puede ser aún más difícil en personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Es común que les cueste más trabajo entender quienes son y cuáles son sus valores. También les puede resultar difícil desarrollar la autoestima, y verse a sí mismos como miembros valiosos de la sociedad con habilidades y fortalezas.
A una persona con TEA se le podría dificultar este proceso porque suelen tener problemas para reconocer y controlar sus emociones. Saber cómo se siente acerca de sí mismo le puede costar trabajo, al igual que cómo se siente acerca de ciertos problemas.
Además, los adolescentes neurotípicos a menudo aprenden sobre sí mismos de su grupo de amigos o compañeros de la escuela, pero la capacidad de un adolecente con autismo para hacer esto puede ser más limitada. Por ejemplo, podría no estar seguro de cómo encaja y se relaciona en un grupo social, o podría notar por primera vez que entiende o interpreta las cosas de manera diferente a sus compañeros. Podría estar separado de su grupo de compañeros, o simplemente no estar interesado en ellos.
También están los altibajos habituales de los adolescentes. Los adolescentes con TEA pueden estar sintiendo más altibajos de lo que solían. Esto podría ser por muchas razones (físicas, emocionales, sociales y psicológicas) y no por ninguna razón en particular, lo cual causa aún más confusión en su cerebro.
Desarrollar autoestima e identidad propia en adolescentes con TEA
Hablar con ellos de que cada persona es diferente, qué es lo que nos hace interesantes, puede ayudarles a verse como parte valiosa de la sociedad. Puedes ayudarle a comprender que las personas pueden verse, hablar, pensar o actuar de manera diferente entre sí, y eso está bien.
Aunque muchas veces las personas con autismo pueden sentirse diferentes con otros niños en la escuela, o la gente podría decirles que son diferentes, es importante ayudarles a entender que no son los únicos que son diferente.
Puedes hacer una historia social para ayudarle a aprender el concepto.
Los grupos sociales
Para trabajar la autoestima es importante sentirse parte de un grupo. Unirse a una actividad que le gusta como un equipo de deporte, un grupo de música, o una clase de ingeniería puede ayudar a que comprenda mejor sus fortalezas, lo que le gusta y dónde encaja. También es buena oportunidad para que desarrolle y practique sus habilidades sociales y así tenga mayor confianza en sí mismo.
Hacer grupos con adolescentes con y sin TEA también ayuda a que los adolescentes con TEA se sientan cómodos y puedan comprender a los demás, ya que pueden encontrar un modelo a seguir. También podrán aprender a compartir sus propias experiencias con una audiencia comprensiva.
En Meta, tenemos varios programas de habilidades sociales para adolescentes tanto en grupo como individuales.
¿Quién soy?
Gran parte de ser adolescente es encontrar las cosas que le gustan, te interesan, y para las que eres bueno, lo cual tiene gran impacto al forjar la personalidad. Esta etapa de un adolescente con TEA requiere de apoyo al empezar a conocerse a sí mismo y va de la mano de la autoestima.
La autoestima se trabaja a través de ver lo que uno disfruta hacer y para lo que es bueno, para así entender que sí se pueden lograr objetivos que nos proponemos. Realizar las actividades que a cada adolescente le gusten les ayuda a ser mejores en lo que les interesa a ellos. ¡La práctica lleva al maestro!
Conocer los cambios
Para finalizar, un adolecente con TEA requiere apoyo de los padres para comprender los cambios físicos que están pasando ya que en muchas ocasiones no se sienten cómodos compartiendo eso con los amigos. Es importante explicarle qué es lo que está viviendo para que se conozca a sí mismo y pueda sentirse cómodo con su cuerpo. Si logramos sentirnos bien con nuestro cuerpo nos podremos relacionar mejor con los demás.