
Todos hemos oído hablar de las habilidades sociales. Todos tenemos algunas habilidades sociales. Todos vivimos en una sociedad en la que, naturalmente, tenemos que utilizar las habilidades sociales. Pero, ¿qué tan seguido pensamos en ellas? Habrá quien nunca ha tenido problemas con ellas y las considera algo automático, que nunca tuvo que aprender y simplemente se le dio naturalmente. También habrá quien nunca deja de tener problemas con ellas, piensa en ellas constantemente y le cuesta cada mínima interacción que tiene que tener.
Pero, ¿qué son?
Son un conjunto de hábitos (a nivel de conductas, pensamientos y emociones), que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos, y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Podemos definirlas como la capacidad de relacionarnos con los demás en forma tal que consigamos un máximo de beneficios y un mínimo de consecuencias negativas; tanto a corto como a largo plazo.
Cuando hablamos de habilidades sociales, es importantes mencionar que están íntimamente ligadas el autoestima y la inteligencia emocional, creencias, valores, formas de percibir y evaluar la realidad. Todo esto influye en la comunicación y las relaciones interpersonales.
Algunas habilidades sociales no tan obvias:
- Saber escuchar
- Iniciar y mantener conversaciones
- Hacer preguntas
- Dar las gracias
- Presentarte y presentar a otras personas
- Hacer cumplidos
- Tener empatía
- Disculparte
- Pedir ayuda
- Participar
- Dar instrucciones o seguir instrucciones
- Afrontar criticas
- Convencer a los demás
- Dar tu opinión
¿Por qué hay personas que les cuestan trabajo?
Desafortunadamente, no hay respuesta definitiva. Hay gente que tiene mayor facilidad social y hay gente que le tiene que echar muchísimas ganas. Puede tener que ver con el perfil neurológico de cada quién, con la genética, personalidad, ambiente en que creció, cultura, país… ¿astros?
¿Quién sabe?
Lo que sabemos es que la mayoría de las habilidades sociales se aprenden observando y intuyendo. La mayoría de las escuelas no tienen una clase de cómo socializar, y la mayoría de los papás no le enseñan a sus hijos cómo leer el lenguaje corporal de los demás. Sin embargo, aún cuando muy seguido se dan por hecho, son una de las partes más centrales e importantes de la experiencia humana.
¿Cómo aprendemos a mejorar las habilidades sociales ?
Inicialmente, las aprendemos a través de experiencias directas. La teoría social del aprendizaje defiende que muchos comportamientos se aprenden por observación de otras personas.
Las conductas interpersonales se adquieren, o no, en función de las consecuencias después de cada comportamiento social, ya sea reforzante o aversivo. Así, las habilidades sociales se moldean gracias a la retroalimentación que recibimos de las demás personas – podemos decirlo como retroalimentación social – que se pueden dar a través del lenguaje hablado, expresiones faciales, gestos, etc.
Pero, si no las aprendiste inicialmente, o hay algunas que te fallan, o simplemente no te late socializar, ¿cómo las puedes mejorar?
Disecándolas.
En Meta, hemos dividido y disecado todos los microcomponentes de las habilidades sociales y los enseñamos uno por uno, de manera específica y vivencial. Así, las cosas que no pudiste observar en los demás, las cosas que no supiste interpretar, y todas esas lecciones sociales que no absorbiste de manera automática y subconsciente, las puedes aprender de manera específica y aplicada.
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Buena explicación! Felicidades!